Los grandes acontecimientos, en la mayoría de los casos, están constituidos por pequeños acontecimientos. La taza de café que estás bebiendo, que beberás o bebiste esta mañana, no es la excepción. Detrás de ella se tejen un sinfín de relaciones que posibilitan su existencia. Una de ellas, poco visible en la mayoría de los casos, son las manos del campesino. En esta entrada te hablaremos sobre cómo se desarrolla el día de un recolector de café, sus tareas cotidianas, las dificultades más comunes en este oficio y su gran importancia para que tu taza de café tenga el mejor sabor.
Los recolectores de café son personas de pueblo. Llevan una vida sencilla, sin muchos lujos materiales, sin ambiciones de cambiar el mundo. No obstante, su labor sí contribuye a que el mundo sea un lugar mejor. ¡Ellos recogen el café!
Su día empieza a las cinco de la mañana. Por lo general, duermen en camarotes dobles ubicados en dos largas filas, en algún amplio salón de la finca. Siempre están de paso buscando las fincas en donde hay café para recolectar. Al terminar la cosecha van a otras tierras. Antes de salir al campo se dan un pequeño momento para beber el primer tinto del día y fumarse un cigarrillo. Terminan ese ritual matutino y se ponen la ropa de trabajo. Esta se constituye de una camisa de manga larga, un pantalón y unas botas impermeables. Además de esto llevan consigo un canasto en donde ponen los granos de café.
La primera jornada de recolección se extiende hasta el mediodía. Durante este tiempo los recolectores se dedican, con gran meticulosidad a desgranar los granos rojos del café. Lo hacen con una gran rapidez, pues su remuneración es equivalente a la cantidad de granos que logren recoger. Los que tienen más habilidad logran llenar varios bultos. Una vez terminada esta jornada alimentan su cuerpo. Es la hora del almuerzo. Algunos, los más entusiastas, después de comer, se permiten una pequeña siesta. Después regresan a trabajar. Recolectan y recolectan hasta bien entrada la tarde. Pasadas las cuatro de la tarde se reúnen en pequeños grupos a tomar la "bogadera". La "bogadera"
es una bebida típica dentro de los recolectores, los hidrata y proporciona mucha energía. Está compuesta por agua, panela y limón. Es el combustible de los recolectores.
Una vez terminada la jornada de la tarde se dirigen de nuevo a la finca. Una vez en ella hacen pesar el café que lograron recolectar. La gran mayoría lleva la cuenta en su cabeza. Así se desarrollan los días de lunes a viernes, con muy pocas variantes, a excepción de los días lluviosos en donde el trabajo es más difícil.
El trabajo de los recolectores es de gran valor para que todos los procesos posteriores sean eficientes. Una buena recolección facilita la selección y por tanto mejora la calidad de la taza que tomas todas las mañanas. En su anonimato, estos sencillos personajes, contribuyen para que la segunda bebida más tomada en el planeta tenga un excelente sabor y posibilite en sus consumidores una buena experiencia.
En Café Primitivo nos interesa rescatar y dar un lugar digno a todas las personas que hacen de actores en todos y cada uno de los procesos de cultivo, producción y preparación del café, porque reconocemos que cada uno, a su manera y con mucho esfuerzo, pone de su parte para que el café pueda llegar a nuestras tazas. El recolector, el líder cafetero no es ajeno a nuestro foco y a nuestro agradecimiento por su enorme labor.
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